En este juego de palabras solo hay un error, más bien una licencia poética; no es otra que considerar la acepción peraleña de pámpano.
(En Perales de Tajuña, pámpano es la hoja de la vid)
Y respecto a la realidad fotografiada, tan solo hay eso, un despampanado local para poder ver lo que la cortina de hojas ocultaba. Nada más.
Y la naturaleza nos regala este fractal tan recurrente.
Ni que decir tiene que ya hemos vendimiado y encubado el tempranillo.