Tras la buena cosecha del año anterior, el abonado orgánico y las tareas de invierno , comprobamos que la mitad de la viña (la de terreno más pedregoso) presenta un vigor extraordinario y el resto en menor medida.
Factores climatológicos o el esfuerzo vegetativo y productivo del año anterior modifican la forma en que la viña se produce en primavera.A mediados de mayo he destallado y a pesar del diferente vigor, la viña presenta un aspecto bueno.
Por otra parte, debido a que la primavera está siendo menos lluviosa, de lo habitual, el día 17 de mayo regué por goteo la zona más atrasada, vertiendo aproximadamente 15 litros por cepa.
Habremos de observar que fruto cuaja en cada zona, y como evoluciona a lo largo de estos meses . Sacaremos consecuencias de todo ello.
Como en toda tarea cultural lo difícil es encontrar el equilibrio.
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