Hemos estado en Cordovin (Rioja Alta) visitando la Bodega Florentino Martínez.
Esta zona de la Rioja tiene como límite sur la Sierra de la Demanda, lo que le aporta un clima particular. Cerca de estas montañas se encuentra Cordovin, pueblo de mi buen amigo Enrique, quien de alguna manera nos ha traído aquí.
El tamaño de la bodega que visitamos es el adecuado para permitir el control de todos los procesos de la elaboración del vino, desde el viñedo a la promoción comercial. A nosotros, en nuestra avidez de aprendizaje, sus logros nos parecen loables.
Es bodega familiar, de los hermanos Martínez Rubio. Por otra parte, la podríamos calificar como una bodega científica -enólogo Chema Ibáñez- y fundamentada en la experiencia familiar. Añadir además, que se complementa muy bien con su sensibilidad literaria.Llegamos pronto, antes de comenzar la cata. Luis Miguel nos recomendó que visitáramos la cercana ermita de San Cristobal; obedientes cual aprendices lo hicimos, y se lo agradecemos.
¡Como va a saber un vino a naranjas, si no le echan naranjas!
¡El vino antes solo sabía a uvas!
Ya nos gustaría saber lo que diría Parker, si le escuchara.
Además, en Cordovín existen otras bodegas, te las encuentras y las reconoces fácilmente. Sobre su única puerta tienen la chapa de latón de la D.O. Rioja*. Algunas parecen estar abandonadas.
Los métodos científicos han podido con ellas.
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“¿Ha contribuido el progreso de las ciencias y las artes a depurar o a corromper las costumbres y la moral?”
Este fue el título de un concurso que publicado en el diario Mercure de France hizo a Rousseau escribir el Discurso sobre las ciencias y las artes.
¿Por qué hay ciertas cuestiones que son de actualidad cíclicamente?
* En la vista ofrecida desde el Maps se puede apreciar una de estas entradas con su chapa, en el centro de la imagen